EMPRENDEDURISMO EN EL AULA

Hoy en día, promover el emprendimiento en la educación es una clave esencial para que los alumnos asuman riesgos, sean independientes y tengan confianza en su futuro laboral.
Para entender la importancia de este concepto, primero, debemos saber qué significa. El emprendimiento hace referencia a la actitud y aptitud para llevar a cabo un proyecto a través de ideas y oportunidades y afrontando las adversidades. El término se usa, sobre todo, en economía, en la que un emprendimiento es una iniciativa que asume un riesgo económico con la finalidad de aprovechar una oportunidad del mercado.
Fomentar el emprendimiento en niños, jóvenes y adultos es importante para promover su autonomía y superación ante la vida. Los beneficios de esta práctica son múltiples: se desarrollan la creatividad, la asertividad, la confianza y el pensamiento positivo. Por otro lado, también mejoro la capacidad para resolver conflictos y tomar decisiones.
El espíritu emprendedor es una competencia clave que debe integrarse en el currículum escolar, mantenerse y reforzarse con el paso de los años.
Si bien hay personas que nacen con cualidades idóneas para ser unos grandes emprendedores, gran parte de las cualidades son adquiridas. Es por ello que poner en práctica el emprendimiento en la educación es la clave para que los futuros emprendedores sean capaces de innovar, crear y adaptarse a los cambios.
Algunas de las actitudes más importantes de una persona emprendedora son:
– Iniciativa, la base de un emprendedor. La iniciativa consiste en lanzarse a la piscina y transformar las ideas en acciones.
– Creatividad. No es necesario inventar lo que ya está inventado, pero si ser creativo a la hora de resolver problemas o identificar nuevas posibilidades de hacer las cosas.
– Confianza. Es importante que el emprendedor confíe en sí mismo y sea optimista. Es indudable que unas veces se pierde y otras se gana, pero mantener una actitud positiva es la clave para afrontar los problemas y atraer el éxito.
– Responsabilidad, tanto consigo mismo como con el resto. He de ser capaz de valorar las consecuencias de cada decisión.
– Pasión. Los emprendedores exitosos se entregan a su proyecto con total compromiso y pasión para alcanzar los objetivos marcados.
Es importante crear un entorno de aprendizaje innovador y creativo a través de juegos, actividades, grupos, organizaciones, etc. El desarrollo creativo de los niños a través del arte les permite dar soluciones abstractas a distintos problemas. Por eso, es muy positivo dedicar tiempo y espacio a la expresión libre, ya que les ayudará a reflexionar, crear ideas y conocer sus motivaciones.
Reforzar la autoestima es algo primordial. Enseñar al niño a pensar que puede conseguir cualquier cosa que se proponga con esfuerzo es igual de importante que saber que el error y los fracasos no son una derrota.
Dejar decidir al niño sobre las cosas que le importen o le afecten y que afronte las consecuencias es un paso para su autonomía.
Cada vez más se plantean ejercicios, actividades y trabajos en equipo. Sin duda, dos mentes funcionan mejor que una. Enseñar a los niños a poder comunicarse con sus compañeros reforzará muchos aspectos positivos en ellos (el respeto, la confianza, la seguridad, etc.) que, más adelante, podrán aplicar en sus proyectos. Forjar herramientas para una comunicación exitosa y fluida será un paso clave para poder dar a conocer sus propias ideas de forma eficaz más adelante.
Ayudar a los niños a descubrirse es un paso para que sepan qué es lo que pueden hacer mejor, qué es lo que les gusta más y cuál es su fuerte. Si al niño le gusta dibujar, es mejor reforzar y apoyar esa actividad, en vez de intentar inculcarle algo que le cree sentimientos negativos.
En resumen, reforzar la inteligencia emocional, autoconfianza y capacidad para crear y alcanzar metas es el primer paso para fomentar el espíritu emprendedor en los alumnos. El segundo es enseñarles el autocontrol, esfuerzo y optimismo, para que puedan llegar a ser unas personas autosuficientes y capaces de afrontar las dificultades, manteniendo una mente abierta y creativa. Recuerda que ser creativo implica pensar diferente y ser innovador implica arriesgarse y llevar las ideas a la práctica.
Los educadores tenemos que dar un paso adelante, ser ejemplo de esta mentalidad de emprendimiento para inspirar a nuestros alumnos.